Hace 28 años que me gradué como abogada tenía claro que quería tener mi propio “mega” despacho. Mi hermana Carla, para permitir que yo cumpla mis sueños, trabajaba como empleada en relación de dependencia y con su sueldo me mantenía y pagaba el arriendo de mi primera oficina por Santa Prisca en Quito.
Éramos literalmente solo las dos que hacíamos de “secretarias” “mensajeras”, “asistentes”, “personal de limpieza”…. y además por supuesto con una “sólida estructura empresarial, bien organizada” porque yo era la Presidenta y mi hermana Carla la Gerente General.
Cuando llamaba un cliente, contestaba mi hermana con voz de secretaria y le preguntaban por la gerente y ella decía: “ya le paso”…. dejaba pasar unos segundos y “zas”, “contestaba la gerente” (era mi misma hermana, con otra voz jaja).
Y mientras la gerente contestaba, la “presidenta” (yo) estaba con la escoba y el trapo en mano limpiando la oficina hasta que llegue el cliente que había llamado… y así íbamos las dos invirtiéndonos los roles, pero siempre recordando el refrán: “antes muertas que sencillas”, es decir bien vestiditas, jaja, para demostrar que nos iba bien.
Acá en España también me tocó volver a hacer un montón de actividades que ya no las hacía en Ecuador (me había hecho “pelucona” allá jaja (“pija” le dicen en España)… y en estos meses se me volvió a ser presente las “diferentes voces” de mi hermana.
Ella se sacrificó mucho por mí, para que yo cumpliera mis sueños siempre!!, cuánto le debo a Carla todo lo que logré construir en mi vida!! Elaborado por: Ines Maria Baldeon Barriga, Directora General. 
