El consejo de #AlvaroGalindo: diferenciar el Valor del Precio.
Había pasado ya 7 años trabajando en la Cámara de la Construcción de Quito. Yo a esa fecha ya había escrito el #ManualLegalDelConstructor, varios artículos indexados, cursado especializaciones, viajado a estudiar fuera del país, dando conferencias nacionales e internacionales.
Alvaro Galindo, actual decano de Jurisprudencia de la UDLA Ecuador; ex compañero de la PUCE Ecuador, gran líder estudiantil y experto en negociación y solución de conflictos, ingresó a trabajar como Director del Centro de Arbitraje #CENAMACO de la Cámara. Alvaro tenía que negociar sus honorarios y me preguntó los míos, para tener una referencia.
Yo en una mezcla de ingenuidad y orgullo le dije cuanto ganaba, diciendo que eran los honorarios más altos de la Cámara, porque “ya estaba 7 años, había escrito un libro, trabajaba más del medio tiempo contratado, etc. etc.”.
Álvaro me agradeció con una sonrisa que hasta ahora recuerdo. Cuando regresó de su negociación le pregunté: ¿En cuánto había acordado sus honorarios?
-Me dijo: “En exactamente el doble que tus honorarios Inesita”.
-Me quedé “helada”.
-Me dijo: “Debes aprender a diferenciar entre valor y precio”.
Hay productos o servicios que siempre están en realización o en descuento, esos se compran por precio y se buscan “rebajas”. Hay otros -sobre todo servicios-, que implican o tienen un valor en sí mismos, que solo tú sabes que generas y así debes expresarlo de forma clara y directa”.
Me quedé estupefacta. Ese momento me di cuenta que yo por la educación de mis padres, siempre agradecía lo que me ofrecían pagar, nunca había negociado mis honorarios. Pensaba que los demás debían valorar lo que yo mismo no sabía que valía. Ese mismo instante (antes de que la enseñanza me pase jaja) fui a negociar mis honorarios.
El Presidente de la Cámara super sorprendido “apeló a mi bondad, sensibilidad, entrega y sacrificio” (típica forma de negociar sobre todo con nosotras las mujeres). Yo fui muy empática y receptiva, absolutamente sensible y también muy firme, le indiqué el valor que genero, los problemas que resuelvo, lo que agrego de forma positiva y diferenciadora (se me escuchaba chévere el discurso que aprendí a decir desde ese momento, jaja).
Para acortar el cuento, salí de esa reunión acordando mis honorarios en un poco más que los honorarios de Álvaro. Cuando Álvaro se enteró, me felicitó y me dijo “Te felicito, de verdad te lo mereces Inesita, nunca lo olvides”.
Efectivamente Álvaro me dio un consejo que me sirvió toda la vida; entendí lo que valgo, aprendí a Cacarearlo, sin olvidar mis orígenes y tampoco el camino recorrido, las metas alcanzadas, los objetivos cumplidos; sin falsa modestia, sin falso orgullo, con contundencia y claridad. Fue una lección de vida que nunca le olvido y que siempre le agradezco y le agradeceré a Alvaro Galindo.
Elaborado por: Ines Maria Baldeon Barriga, Directora General. 
