Para acortar el cuento, salí de esa reunión acordando mis honorarios en un poco más que los honorarios de Álvaro. Cuando Álvaro se enteró, me felicitó y me dijo “Te felicito, de verdad te lo mereces Inesita, nunca lo olvides”.
Efectivamente Álvaro me dio un consejo que me sirvió toda la vida; entendí lo que valgo, aprendí a Cacarearlo, sin olvidar mis orígenes y tampoco el camino recorrido, las metas alcanzadas, los objetivos cumplidos; sin falsa modestia, sin falso orgullo, con contundencia y claridad. Fue una lección de vida que nunca le olvido y que siempre le agradezco y le agradeceré a Alvaro Galindo.